Japón tuvo un triste episodio este viernes cuando un terremoto de 9,0 grados en la escala de Ritcher azotó las costas de la prefectura de Miyagi, a 373 kilómetros de Tokio. El posterior tsunami arrasó la costa japonesa causando graves destrozos e inclusive llegó hasta las costas americanas en el Pacífico. Adicionalmente, el maremoto afectó al sistema de refrigeración de la planta nuclear de Fukushima, provocando consecuentes explosiones de vapor que generaron un estado de emergencia por miedo a la radioactividad.

Todo esto repercute enormemente en la economía local. Varias fábricas instaladas en Japón cesaron sus actividades momentáneamente. Además, se ha generado temor entre los inversionistas y ahorristas, que conforman uno de los pilares principales de la economía japonesa. Asimismo, la reconstrucción del país demandará un capital importante.

Particularmente, el turismo es uno de los sectores más afectados económicamente a nivel global. Japón es uno de los países emisores de turistas más importantes del mundo. No solo viajan masivamente a casi todos los sitios del planeta, sino que son conocidos por pagar bien y por ser viajeros sumamente agradables. Por otro lado, el turismo receptivo se verá afectado por una disminución considerable de visitantes. Por si fuera poco, varias aerolíneas han cancelado o desviado sus vuelos con destino a Tokio temporalmente por miedo a la contaminación por radiación. Desde nuestra publicación expresamos nuestra solidaridad con el pueblo japonés y el sincero deseo de una pronta y sólida recuperación de este lamentable incidente.