La trascendencia de este viaje se va más allá de la fe y devoción que el pueblo paraguayo puso de manifiesto durante estos tres días.
 
Con una población mayoritariamente Católica Apostólica Romana, la multitudinaria presencia observada en todas y cada una de las actividades previstas durante la visita del Papa Francisco a Paraguay no debería llamar la atención, pero si debemos destacar la profunda fe, emoción y devoción popular que caracterizaron a estos encuentros. La visita, todo un acontecimiento histórico para nuestro país, también significó beneficios en muchos aspectos.
 
Más allá del punto de vista espiritual, fue una brillante oportunidad de mostrar al mundo, ya que fuimos foco de atención  mundial durante estos tres días, de toda la diversidad de nuestra cultura, nuestra capacidad de organización y la importante infraestructura con que cuenta el país para grandes acontecimientos como el que acaba de culminar. También en lo artístico, el Altar construido por Koki Ruiz, con frutos naturales, lució alto en los portales internacionales de noticias.

Quizás la nacionalidad del Papa, su gran popularidad en la Argentina, país no incluido en esta visita a Latinoamérica, hayan despertado expectativas de visitantes procedentes de Argentina que finalmente no se cumplieron. La Dirección de Vialidad Argentina advirtió que más de un millón de fieles de dicha nacionalidad estaría viajando a Paraguay entre el viernes 10 y el domingo 12 en lo que sería el mayor cruce fronterizo de la historia de ese país. Aunque la cantidad de visitantes registrados fue bastante menor, se tuvo una importante presencia de extranjeros en el país

En los controles migratorios, tal como ocurrió a la llegada, se registró la salida de los miles de peregrinos que llegaron para ver al Papa con total normalidad. Por su parte, la Senatur ofreció servicios de facilitación turística a locales y extranjeros en el marco de la campaña “Buen anfitrión” cubriendo los principales pasos fronterizos.