Entre las primeras consecuencias podemos mencionar que han quedado en tierra 105 aviones de la compañía, y alrededor de 600.000 clientes afectados en alrededor de 17 países que deberán ser repatriados. Quedan en compas de espera alrededor de 9.000 empleos en el Reino Unido y 13.000 en diferentes ciudades del mundo. Igualmente el cese de actividades supone problemas financieros para los distintos hoteles que negocian con el turoperador y otros proveedores de servicios vinculados.

“Es un profundo pesar para mí y para el resto de la junta que no hayamos tenido éxito en las negociaciones con las que intentábamos salvar a la compañía. Me gustaría disculparme con nuestros millones de clientes y miles de empleados, proveedores y socios que nos han apoyado durante muchos años”, ha manifestado esta madrugada Peter Fankhauser, CEO de la compañía.

La solución posible consistía en lograr 200 millones de libras que permitirían a la empresa seguir operando. Entre las alternativas manejadas se habló de vender el negocio escandinavo de Thomas Cook, o parte de la flota, con base en Alemania, por la que Lufthansa habría mostrado interés.

Hoy un gigante del turismo cerró sus puertas dejando atrás 178 años de historia en la mayor quiebra registrada en Europa. Ha caído un referente histórico afectando en mayor o menor medida absolutamente a todos los principales destinos turísticos habituales. Pero no todo es fatalista en la noticia, a pesar de las grandes dimensiones de las deudas pendientes, por el volumen del turoperador responsable, surgen indicios de que importantes marcas hoteleras, acudirían en auxilio intentando reflotar la empresa. Los próximos días nos dirán si existe o no un mecanismo de salvación viable ante la catástrofe.