Al mismo tiempo, Japón pondrá en marcha un nuevo programa de vigilancia genómica, en virtud del cual se realizarán pruebas voluntarias a los viajeros que presenten síntomas como fiebre, con el objetivo de detectar nuevas enfermedades infecciosas.
En la actualidad, se exige a todos los viajeros que presenten un certificado de vacunación de tres dosis o un resultado negativo en una prueba de coronavirus realizada en las 72 horas siguientes a su salida.
Se espera que el fin de los controles fronterizos de la COVID-19, introducidos por primera vez en febrero de 2020, ayude a reactivar el turismo entrante a Japón, donde el gasto de los visitantes extranjeros en 2021 se desplomó a una fracción del récord de 36.000 millones de dólares en 2019.
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Los viajeros que lleguen a los cinco aeropuertos principales japoneses –Narita, Haneda, Chubu, Kansai y Fukuoka– estarán sujetos al nuevo marco, que comenzará cuando el estatus legal de la COVID-19 se rebaje a la misma categoría que la gripe estacional a principios del mes de mayo.
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