El evento se inauguró con la apertura del primer barril de cerveza a cargo del Alcalde de Munich quien expresó "O'zapft is" o "Está abierto" en dialecto bávaro. En los años previos al COVID-19 alrededor de 6 millones de personas participaban de esta celebración muchas de ellas vestidas con atuendos tradicionales bávaros: las mujeres con vestidos Dirndl, los hombres con Lederhosen, los clásicos pantalones de cuero y tirantes.

“El entusiasmo, la alegría y la diversión han regresado. El Oktoberfest otorga un impulso muy necesario a la industria del turismo, hoteles y servicios gastronómicos de Munich”, dijo el alcalde Dieter Reiter minimizando las preocupaciones sobre un evento de tanta dimensión durante la pandemia, diciendo que la propagación de COVID-19 “ya no es el factor decisivo”.

Unas 487 cervecerías y restaurantes se encuentran atendiendo a los participantes del Oktoberfest que tiene un horario incluso más prolongado que en años anteriores, desde las 09:00 am hasta las 21:30 en que se reciben los últimos pedidos. Pero no todo es alegría para los fanáticos del evento que este año se encuentran bajo la presión de la inflación que hace que la jarra de cerveza de un litro cueste entre € 12,60 y € 13,80, costo al que se debe adicionar la propina a los meseros lo que representa un aumento de alrededor del 20% en comparación con el 2019.

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