La transferencia de operaciones desde la anterior terminal  hasta la nueva infraestructura se realizó desde la medianoche del 31 de mayo al mediodía del 1 de junio. En ese periodo de tiempo no se realizaron vuelos.

 En la primera hora de servicio el nuevo aeropuerto atendió un total de 21 vuelos internacionales (10 vuelos de llegada y 11 vuelos de salida) con un total de más de 4.300 pasajeros.

La nueva terminal reemplaza al anterior aeropuerto con una trayectoria de 65 años. Su creación obedece a la necesidad ante un tráfico de pasajeros con un ritmo vertiginoso de crecimiento. Finalmente inició sus operaciones tras una serie de postergaciones, conflictos y reclamos.

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La concesionaria Lima Airport Partners extendió el contrato con el Ministerio de Transportes  hasta el 2041 con la condición de construir una nueva terminal que soportara eficiente el aumento de tráfico y que según estimaciones requirió una inversión de 2.400 millones de dólares.

Con este nuevo aeródromo, Perú confía en potenciar su comercio exterior y turismo, que representan el 2,9% de su Producto Bruto Interno. Según ha informado Lima Airport Partners, se estima llegar a los 38 millones de pasajeros en 2030 (casi el doble de su actual capacidad) y acercarse a los líderes de esta parte del mundo como São Paulo (40 millones) y Bogotá (46 millones).