Podemos ubicar el origen de la clasificación por estrellas en el año 1960 cuando ExxonMobil (en ese entonces Mobil Oil Corporation) publicó una guía con clasificaciones de hoteles considerando sus servicios. A partir del 2009 la guía se transformó en Forbes Travel Guide, importante e influyente referente de la industria hotelera pero distintas organizaciones en el mundo también han asumido la tarea de verificar y certificar, conforme a sus propias reglas, que los hoteles califiquen y cumplan con los requisitos de una clasificación por estrellas.
Así podemos observar, que según diferentes criterios, una propiedad de cinco estrellas, puede o no tener piscina, spas u otros servicios de lujo. Estadísticamente, los destinos con mayor concentración de hoteles cinco estrellas son Las Vegas, Nueva York, Londres, Dubái y Bangkok, donde la demanda del turismo de lujo es constante.
La falta de estandarización global ha provocado que varias entidades regionales definan sus propios parámetros. La Hotelstars Unión, en Europa, impone criterios específicos en su clasificación: los hoteles cinco estrellas deben contar con recepción 24 horas, servicio de valet, área de lounge, además de ofrecer en las habitaciones servicio de cobertura nocturna, cortinas opacas, batas, zapatillas y caja fuerte. En sentido contrario, los hoteles de una sola estrella deben ofrecer solo comodidades básicas, como televisión con control remoto o cambio de toallas a solicitud.
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Al otro lado del mundo, Star Ratings con sede en Australia, evalúa hoteles en más de 70 países bajo 200 criterios distintos. Su sistema otorga de una a cinco estrellas, con la máxima categoría reservada a “propiedades que encarnan el lujo en todas las áreas de operación”.
En Estados Unidos, la American Automobile Association (AAA) utiliza un sistema de Diamantes, donde inspectores anónimos realizan estancias secretas para evaluar la atención y los servicios que apuntan a ofrecer un estándar objetivo y confiable a viajeros.
En nuestro país, la clasificación se basa en una norma establecida por la Secretaria Nacional de Turismo y el Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN), con un sistema de estrellas de uno a cinco que considera y evalúa la calidad de instalaciones, servicio, seguridad y gestión ambiental.
No siempre, como puede parecer, los hoteles de lujo son excesivamente caros. Ciudades como Praga, Oporto y Copenhague ofrecen hoteles cinco estrellas por menos de 300 dólares la noche, mientras que Orlando, París y Roma figuran entre las más costosas para hospedarse en un nivel de lujo.


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