Con problemas económicos desde hace años, la compañía continuaba operando gracias a sucesivos rescates del Gobierno que en esta ocasión no contestó el último pedido de ayuda financiera necesaria para su reestructuración. El anuncio de la suspensión de operaciones tiene “efecto inmediato” señala el comunicado

En una carta a los acreedores de la compañía, el Gobierno había asumido el compromiso de buscar la financiación necesaria para iniciar el anhelado proceso de reestructuración diseñado para evitar la quiebra de la aerolínea pero hasta la fecha no se ha pronunciado al respecto. Mientras quedan paralizadas las operaciones, todos los activos de SAA quedaran bajo cuidado y mantenimiento para evitar su deterioro.

El plan de rescate de la aerolínea requería de una ayuda financiera de unos 10.000 millones de rands, equivalentes a unos 600 millones de dólares para estabilizar las cuentas que incluyen, por ejemplo, indemnizaciones por despido a unos 2.700 de los 10.000 funcionarios de la compañía. SAA no obtiene beneficios desde 2011 y sobrevivía a base de inyecciones de dinero público.

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Ya en febrero pasado, la compañía se había visto obligada a cancelar numerosos vuelos ante la necesidad de un nuevo aporte del Gobierno de unos 128 millones de dólares que no se concretó. La crisis provocada por la pandemia y el cierre del espacio aéreo sudafricano a finales de marzo añadió aún más incertidumbre al futuro de la aerolínea estatal, mientras se trataba de acordar un plan de reestructuración entre todas las partes implicadas (incluidos acreedores y trabajadores de la compañía).

En sus buenas épocas, fue la primera aerolínea de África en ingresar a una de las tres grandes alianzas aéreas mundiales (Star Alliance, 2006) e hizo historia en marzo de 1976 al realizar el vuelo más largo sin escalas, con una duración de 17 horas entre Ciudad del Cabo y Seattle.