El sistema de venta de entradas había estado en manos de una entidad estatal durante quince años pero se tomó la decisión de realizar el cambio ante supuestas irregularidades y una pérdida estimada de 1.8 millones de dólares por tickets no reportados por las oficinas estatales. Las autoridades se comprometieron a trasladar la venta de boletos a una plataforma online administrada por el Gobierno rescindiendo el contrato con Joinnus, una empresa de venta de boletos virtuales propiedad de uno de los grupos económicos más ricos del Perú que se había hecho cargo del servicio a mediados de enero.
El servicio ferroviario a la región, que había sido suspendido el 26 de enero ya fue reactivado pero las llegadas de visitantes todavía se mantienen bajas. Cuatro importantes mercados emisores, Estados Unidos, Alemania, Francia y Brasil, habían emitido alertas aconsejando a sus ciudadanos que fueran cautelosos si planeaban visitar Machu Picchu, patrimonio de la humanidad desde 1983 ante la situación existente. El turismo es la principal actividad económico del Cusco, con más de 200.000 personas con empleos directos en el sector.
En tiempos previos a las protestas, alrededor de 4.000 visitantes ingresaban a Machu Picchu diariamente. No existen cifras oficiales sobre las pérdidas ocasionadas por las protestas pero sectores de turismo estiman los daños en 4,7 millones de dólares. “Las pérdidas incluyen a todos los sectores que están directamente vinculados al turismo como agencias de turismo, hoteles, restaurantes, guías turísticos, pero también mercados, taxistas y comunidades campesinas”, dijo Elena González, presidenta de la Asociación de Agencias de Turismo del Cusco.
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