La situación se produce en un año en el que se esperaba alcanzar 1,5 millones de visitantes, tras haberse vendido más de 1,4 millones de entradas desde principios de año. Recordemos que el sitio admite hasta 4.500 turistas por día entre noviembre y junio, y hasta 5.600 visitantes diarios de junio a noviembre, atraídos por la posibilidad de vivir una experiencia única en uno de los lugares más reconocidos del planeta.
Ante el deterioro en la calidad y seguridad de la experiencia turística, la organización New7Wonders —responsable de la designación de Machu Picchu como una de las “Nuevas 7 Maravillas del Mundo” en 2007— emitió un comunicado oficial advirtiendo que el sitio podría perder su estatus si no se implementan medidas urgentes.
“Durante los últimos años se han venido presentando diversos desafíos agudizados que requieren atención prioritaria: la alta presión del turismo sin gestión de sostenibilidad, el incremento de precios en servicios y bienes, el riesgo de afectación al patrimonio histórico, denuncias de prácticas irregulares vinculadas a la venta de boletos, dificultades en el transporte terrestre, así como limitaciones en las políticas de gestión y conservación. A ello se añaden conflictos sociales y quejas reiteradas de los visitantes”, señala la organización.
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New7Wonders recordó que ser parte de las “Nuevas Maravillas del Mundo” implica un compromiso activo con la conservación y el manejo responsable del sitio, así como la adopción de estándares internacionales de sostenibilidad y preservación.
Desde la Oficina de Comercio Exterior y Turismo del Perú reconocen que la crisis ya está generando un fuerte impacto económico en las comunidades locales, además de una afectación directa a la imagen internacional del destino. Las autoridades peruanas enfrentan ahora el desafío de diseñar y ejecutar un plan estratégico de transformación, que garantice la protección del patrimonio, la calidad de la experiencia turística y la sostenibilidad a largo plazo.
Para los agentes de viajes, la situación obliga a seguir de cerca las actualizaciones oficiales y revisar condiciones de servicio antes de programar visitas a la zona. También se recomienda brindar orientación clara a los pasajeros sobre posibles cambios o interrupciones en los itinerarios, y evaluar alternativas en caso de cierres o restricciones operativas.


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