Uno de los avances más significativos en los últimos años se relaciona con la integración de la biometría que permite recorrer aeropuertos con solo un escaneo de huellas dactilares o una verificación de reconocimiento facial. Van quedando atrás documentos en papel y las largas colas que implican el control de pasaportes, además del estrés producido por la pérdida o extravío de los mismos.
La demanda de viajes aéreos no se detiene y requiere de mecanismos de control más eficientes y prácticos. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo, IATA anticipa que habrá ocho mil millones de viajeros anuales en el 2040.
A la par de este crecimiento, se están llevando a cabo importantes proyectos de construcción y ampliación en aeropuertos globales existentes en la actualidad. Sin embargo, la infraestructura física es solo una parte de la solución. Sin herramientas digitales eficientes y de última generación, las aerolíneas y los aeropuertos tendrán dificultades para gestionar el impresionante número de pasajeros que se avecina y que afectará la experiencia de viaje.
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El informe sobre biometría “Face the Future” señala como el aumento de viajeros aéreos ejerce una presión extraordinaria sobre los aeropuertos existentes, las fronteras y los recursos de las aerolíneas. La infraestructura existente actualmente basada en procesos manuales y en papel no podrá hacer frente ni sostener operaciones efectivas, por lo que la implementación de procesos biométricos es imperativa en el sector de la aviación
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