Las nuevas normas de seguridad, impuestas por la Transportation Security Administration o TSA, ya fueron anunciadas el 28 de junio pasado, e incluyen revisiones mejoradas de pasajeros y electrónicos, así como normas de seguridad más estrictas para aeronaves y aeropuertos. En total afectan a 105 países, unos 280 aeropuertos, 180 aerolíneas, 2.100 vuelos diarios y a 325.000 pasajeros.

La inspección se efectúa mediante tecnología biométrica y escáneres especiales denominados Explosive Trace Detection (ETD) que, en sus distintos tipos, permiten realizar análisis mediante la absorción directa de partículas y vapores de los dispositivos.

Según informes, las partes que no cumplan con los requerimientos de seguridad solicitados podrán ser sometidas a restricciones adicionales e inclusive estarían en riesgo sus permisos para operar vuelos hacia los Estados Unidos.

El Gobierno de Donald Trump anunció que estas medidas tienen como finalidad reforzar la seguridad sin recurrir a una ampliación del veto electrónico en cabina, siendo las aerolíneas las responsables de incorporar los sistemas requeridos y el personal calificado. Autoridades aeroportuarias aconsejan acudir con la debida antelación a los aeropuertos para el proceso de revisión correspondiente.