La nueva terminal, con 248.400 m², convierte al aeropuerto de Santiago de Chile en un hub internacional, el más moderno de Sudamérica, y a un aumento, en su potencial operativo que asciende de 16 a 38 millones de pasajeros anuales. La ampliación significó igualmente la reasignación de la terminal existente al tráfico doméstico.
La obra representó una inversión de 990 millones de dólares y refleja el compromiso a largo plazo de las concesionarias con la economía chilena, a través del desarrollo de la conectividad aérea. La obra responde y acompaña el crecimiento del tráfico registrado desde la concesión en 2015. Con esta nueva terminal, se busca que los tiempos de espera se reduzcan considerablemente pues cuenta con 96 quioscos de check-in automáticos, 64 mostradores de entrega de equipaje, 40% más de mostradores de inmigración y un nuevo sistema de manejo de equipaje. La terminal también incluye nuevas zonas comerciales, restaurantes y servicios, como una sala para lactantes, un teatro abierto para hasta 250 plazas y un recinto de eventos y exposiciones, además de áreas verdes, más de 6.000 estacionamientos, una estación de buses, nuevos salones VIP y espacios para la exhibición de arte chileno.
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En su primer dia de operaciones, la terminal registró vuelos de seis compañias aéreas que transportaron más de 3.000 pasajeros. Estas compañias fueron KLM, Aerolíneas Argentinas, Air Canada, United, JetSMART e Iberia, que programaron 10 vuelos de salida con 1.649 pasajeros y otros 10 vuelos de llegada con 1.509 viajeros. En total, los 20 vuelos transportaron más de 3.000 personas.
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