La licorería se encuentra ubicada junto a un supermercado en un barrio diplomático de Riad y es similar a una tienda libre de impuestos de lujo como las existentes en grandes aeropuertos internacionales. Por el momento, en el lugar solo se encuentran licores, vinos y dos tipos de cerveza y solo pueden ingresar diplomáticos en misión en el reino previa presentación de sus credenciales.
La apertura coincide con las nuevas reglas que rigen la venta de alcohol a diplomáticos en el reino destinadas a frenar “la importación descontrolada de licores dentro de los envíos diplomáticos” establecidas el 22 de enero pasado. Los diplomáticos pueden importar licor al reino a través de servicios especializados para su consumo por motivos vinculados a su función diplomática. Quienes son arrestados por consumir alcohol pueden enfrentarse a largas sentencias de cárcel, fuertes multas, azotes públicos y hasta deportación.
Beber alcohol se considera “haram” o prohibido Islam. Arabia Saudita sigue siendo una de las pocas naciones del mundo que prohíbe el consumo de alcohol junto con sus vecinos Kuwait y Sharjah en los Emiratos Árabes Unidos. Arabia Saudita ha prohibido el alcohol desde los años cincuenta.
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En los últimos años el reino abrió salas de cine, permitió conducir a las mujeres y organizó importantes festivales de música. Pero el discurso político y la disidencia siguen siendo criminalizados, potencialmente bajo la pena de muerte. Mientras Arabia Saudita se prepara para un proyecto de ciudad futurista que requerirá una inversión de 500 mil millones de dólares llamado Neom, que también hace pensar que podría traer otros cambios en el reino.
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