Tras varias idas y vueltas, el gobernador del estado de Rio de Janeiro, Claudio Castro, confirmó que el 31 de diciembre se llevará a cabo la quema de fuegos artificiales que marcan el comienzo de año en Copacabana y otras playas de la ciudad, cuya celebración había sido suspendida días atrás por razones de bioseguridad.
El gobernador del Estado y el prefecto de la capital homónima, Eduardo Paes, llegaron a un acuerdo para dar curso a la celebración, pero con algunos cambios: habrá exhibición de fuegos artificiales, pero sin los shows musicales en la playa que suelen formar parte del festejo, cuya última edición fue cancelada por la emergencia sanitaria.
Tampoco habrá un esquema especial de transporte para trasladar al público hacia Copacabana, como una fórmula de impedir aglomeraciones en un evento que suele convocar a dos millones de personas cada fin de año. “Las medidas serán conversadas y definidas por los comités científicos del estado y del municipio, además de los funcionarios implicados en la logística”, dijo el gobernador Castro a periodistas.
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Hasta el fin de semana pasado, la fiesta de “Reveillon” en la capital carioca estaba suspendida, en medio de una ola de cancelaciones similares motivadas por la aparición de la cepa Omicron del Covid-19.
Al menos 22 capitales anunciaron que no celebrarán fiestas callejeras de fin de año por razones de salud pública, entre ellas Aracaju, Belém, Brasília, Campo Grande, Cuiabá, Florianópolis, Fortaleza, Goiania, João Pessoa, Macapá, Maceió, Manaos, Natal, Palmas, Porto Alegre, Recife, Rio Branco, Rio de Janeiro, Salvador, São Paulo, São Luís y Vitória.
En Florianópolis y Recife habrá fuegos artificiales, pero los shows musicales fueron cancelados, la misma opción que anunció Rio de Janeiro. El Carnaval de Río, agendado para febrero de 2022, sigue en pie, aunque condicionado a la evolución de los indicadores sanitarios.
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