La decisión fue adoptada en la reunión de ministros del bloque realizada en Praga y anunciada posteriormente por Josep Borrell, representante de la UE para Política Exterior. “Con la aplicación de esta decisión será más difícil y tomará más tiempo a los turistas rusos conseguir visados  y consiguientemente, se reducirá el número de permisos que se emitan, señaló Borrell.

Algunos países miembros, como los Bálticos, solicitaban la suspensión y prohibición total del ingreso de ciudadanos rusos a la Unión Europea, pero se terminó adoptando una propuesta  que prioriza una selección con el argumento de que la prohibición no será total y solo será más difícil conseguir los visados.

Sobre los controles en frontera que ya aplican algunos Estados miembros, como Estonia, para frenar la llegada de ciudadanos rusos a terreno europeo, Borrell ha explicado que los veintisiete países pueden adoptar un amplio abanico de medidas en el marco del código Schengen a nivel nacional en controles fronterizos.

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La llegada de turistas desde Rusia se ha convertido "en una cuestión de seguridad" para los países vecinos de la UE, como los bálticos y Finlandia, ha admitido Borrell, quien ha asegurado que este verano se ha visto a ciudadanos rusos viajar por ocio a Europa, "como si no hubiera guerra en Ucrania".

Con respecto a los permisos ya emitidos, los Estados miembros han decidido encargar a la Comisión Europea que estudie la situación y ofrezca una serie de orientaciones para adoptar posibles restricciones. "Hay un entendimiento común de que también se debe abordar este punto y esta situación necesita de un enfoque común", añadió Borrell.