La medida fue anunciada en una conferencia de prensa realizada por el Ministerio del Exterior del país asiático que ya venía reduciendo progresivamente los controles impuestos al turismo internacional. China mantuvo estrictas medidas de control frente al Covid-19 que recién a finales del 2022 empezó a relajar como reacción a numerosas protestas ante los estrictos protocolos de salud aplicados.

Conforme a su política de “casos cero”, China había adoptado políticas de confinamiento o cuarentenas que luego fueron reemplazadas por la exigencia de la presentación de test negativos antes de abordar vuelos al país, las que ahora también quedan finalmente derogadas.

China mantuvo durante casi tres años una estricta política anti Covid-19 que abarcó desde el cierre casi total de fronteras en algún momento hasta el cese de expedición de varios tipos de visas y la obligada cuarentena por un mínimo de 14 días en hoteles designados por las autoridades y costeados por los viajeros.

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A finales de 2022 las restricciones disminuyeron y el pasado 8 de enero se dispuso la disminución de la categoría de la enfermedad que pasó de la A, que implicaba el máximo peligro a la categoría B donde solo se mantuvo vigente el requisito de una prueba PCR negativa en las 48 horas previas a la entrada en China para todos los viajeros.