La decisión de vender las entradas a Machu Picchu a través de una nueva plataforma online enfrenta a los responsables de Cultura de Perú con autoridades locales y pobladores de la región sureña del Cuzco vinculados directamente con el famoso sitio arqueológico.

Desde el Ministerio de Cultura aseguran que la medida "permitirá la transparencia, auditabilidad y predictibilidad que faciliten tener una herramienta adicional para obtener un mejor perfil de los visitantes al santuario arqueológico”. Con relación a las protestas generadas por el nuevo sistema de ventas la institución menciona que “lograr acuerdos sólidos requiere de diálogo y coordinaciones con los tres niveles de gobierno y el sector privado. Como ente que define, dirige y supervisa las políticas del turismo en el Perú, respaldamos aquellas acciones que permitan continuar impulsando el flujo de visitantes en las regiones, el cual es un importante generador de empleo y bienestar para nuestro país".

La medida, desde su anuncio, fue considerada por operadores turísticos y habitantes del pueblo de Machu Picchu como un primer paso para "privatizar" el sitio arqueológico. Esto fue rechazado por el Ministerio, que aseguró que 1.000 entradas seguirán siendo vendidas de manera directa en las ventanillas en el pueblo ubicado en las faldas de la montaña donde se encuentra el sitio arqueológico.

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