El gobierno de Río de Janeiro tiene previsto distribuir 13 escenarios por toda la ciudad en la próxima víspera de Año Nuevo, tres de ellos en Copacabana y el resto en diversos puntos de la capital carioca como en el Boulevar Olímpico, en la vieja zona portuaria, la playa de Flamengo y otros ocho puntos de la capital donde habrán fuegos artificiales. El gobierno de Eduardo Paes, alcalde de la ciudad, prevé que será la mayor fiesta de Reveillon de la historia, pero advirtió que todo dependerá de la situación epidemiológica.

A principios de agosto, la ciudad de Río de Janeiro presentó un plan para flexibilizar gradualmente las medidas restrictivas contra el COVID-19. El 2 de septiembre se liberaron los eventos en espacios abiertos y se permitió la presencia del 50% del público en estadios, discotecas, clubes nocturnos, salas de conciertos y fiestas en espacios cerrados. Desde abril, las tiendas, restaurantes, bares, shoppings y cines de todo el estado funcionan sin restricciones de horario, con el 40% de su capacidad. El Estado de Rio de Janeiro ya anunció que pretende exigir la vacunación a quienes quieran ingresar a espacios cerrados de acceso público.

Otro destino de Brasil que espera celebrar Año Nuevo es,  Salvador (Bahía), donde el gobierno municipal anunció la realización de una fiesta de cierre de año del 29 de diciembre al 2 de enero, con la intención de hacer quemas de fuegos artificiales en distintos puntos de la costanera.

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En cuanto al Carnaval, las autoridades de Rio de Janeiro ya confirmaron que prevén retomar la celebración del icónico carnaval carioca, pero desde la organización advierten que podría posponerse.

Según el presidente de la Liga Independiente de Escuelas de Samba de Río de Janeiro (LIESA), Jorge Perlingeiro, si hay una recomendación para reducir la cantidad de público en la fiesta del sambódromo del Marquês de Sapucaí, pospondrá los desfiles para junio de 2022.

Como el fútbol, ​​que ya ha abierto estadios, pero con aforo reducido, quiero advertir a todos: ¡el Carnaval no es así! No podemos reducir el tamaño de este espectáculo, ni la audiencia, porque entonces no tendremos suficiente dinero para financiar este mega evento, y mucho menos componentes”, dijo Perlingeiro en una audiencia pública celebrada en la Cámara municipal el pasado viernes 1 de octubre.

Según una previsión del gobierno municipal, a finales de noviembre se revocarán las principales restricciones relacionadas con la pandemia, incluido el distanciamiento social y el uso de máscaras. Sin embargo, la celebración de la fiesta de Carnaval dependerá del escenario de la pandemia hasta mediados de enero y febrero de 2022.

“Creemos que, a fines de noviembre, podremos levantar prácticamente todas las restricciones principales en la ciudad de Río de Janeiro. Pero, si tenemos una alta tasa de transmisión, por sí sola, no será posible tener un carnaval”, resaltó el secretario municipal de Salud, Daniel Soranz, durante la audiencia de la Comisión Especial de Carnaval.

El alcalde Eduardo Paes habló sobre la importancia del pasaporte de vacunación, que empezará a exigirse a la población para el acceso a lugares cerrados. “Esta es una ciudad turística, que quiere recibir turistas, que quiere volver a la normalidad, que quiere festejar el Reveillon, que quiere tener Carnaval, que quiere tener el verano con hoteles llenos”, enfatizó el mandatario municipal

Las autoridades brasileñas exigen a los turistas suramericanos la presentación de un test de COVID con resultado negativo, con una antelación de 72 horas de realizado, además de declaraciones juradas de salud; los menores de 12 años acompañados por sus padres están exentos de la presentación de la prueba de PCR.