La aerolínea estima que gracias a ello, además de las aportaciones voluntarias de los clientes corporativos, se utilizarán más de 15.000 toneladas de SAF en sus aviones en 2022, unas diez veces más que el año anterior.

Air France también informó que está invirtiendo mil millones de euros al año en la renovación de la flota y que entre 2005 y 2019 redujo sus emisiones de CO2 en un seis por ciento, a pesar de un aumento en el tráfico. La aerolínea apunta a una reducción del 15 por ciento en las emisiones de CO2 en 2030 en comparación con 2005.

El socio holandés de Air France, KLM, y la subsidiaria de bajo costo Transavia, también implementarán el recargo en los vuelos que salen de Francia y los Países Bajos, anunció la compañía, y agregó que reemplaza entre el 0.5 y el uno por ciento del queroseno que utiliza con la alternativa sostenible.

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El combustible de aviación sostenible o SAF se elabora principalmente a partir de aceite de cocina usado o de residuos forestales o agrícolas y permite a las aerolíneas reducir las emisiones de carbono en un 75 por ciento en comparación con el queroseno durante el ciclo de vida del combustible.

Según una nueva ley que entró en vigor en Francia el 1 de enero, las aerolíneas que repostan en el país deben utilizar al menos un uno por ciento de combustible sostenible en su combinación de combustibles, una proporción que aumentará al dos por ciento en 2025 y al cinco por ciento en 2030.