2024 fue un año muy caluroso en todo el sentido de la palabra con resultados claramente visibles en algunos casos. Numerosos eventos climáticos y meteorológicos  en todo el mundo causaron millonarias pérdidas y por supuesto, causaron mucho daño también a la actividad turística. Nuestra región sufrió una sequía sin precedentes y los incendios predominaron en distintos destinos.

A eso debemos sumar la dilatada guerra en Rusia y Ucrania, la guerra civil en Sudán, Israel y Gaza, y el clima político en algunos países que generan preocupación y alarma. La ausencia de auténticos líderes es notoria en muchos países donde proliferan políticos que solo buscan poder y enriquecerse.

En medio de todo esto, localmente la industria tuvo un respiro. La gente sigue viajando, recorriendo el mundo, buscando nuevas aventuras o simplemente tumbarse en alguna playa, dejarse mimar en un spa, o relajarse en un crucero por el Caribe o el Mediterráneo. Las bodas en destino continúan, los grupos familiares continúan reuniéndose en destinos atractivos. Hasta las escapadas de fin de semana sumadas a algún feriado ganaron preeminencia. Siempre hay alguien dispuesto a ir a algún lugar. Esas son muy buenas noticias.

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