Ámsterdam encabeza la lista con la tasa turística más alta de Europa. La capital de Países Bajos aplica un impuesto del 12,5% sobre el total de la reserva, lo que supone una media de 18,45 euros por noches para los visitantes que se alojan en la ciudad. 

En París, la tasa de alojamiento se aplica por categorías y puede desde 0,65 euros por persona y noche en los campings de una y dos estrellas, hasta los 15,60 euros en los establecimientos catalogados como palaces, la categoría hotelera más exclusiva de la capital francesa.

Venecia, una de las primeras ciudades  en aplicar este tipo de tasas (comenzaron en 2011)  sus visitantes deben abonar el denominado Contributo di Accesso, establecido en 10 euros por persona y día de estancia, aunque se puede reducir a cinco euros si se realiza con reserva previa de al menos cuatro días. El pago es obligatorio para los turistas que acceden a la ciudad por un día en fechas indicadas, mientras que los huéspedes de hoteles o clientes corporativos estén exentos, ya que su alojamiento ya incluye el pago de esta tasa.

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En Portugal, dos de sus ciudades más emblemáticas como Lisboa y Oporto también aplican tasas de alojamiento. Lisboa aplica una tasa de  cuatro euros por persona y noche para pernoctes, y de dos euros por pasajeros para cruceros con un límite máximo de siete noches consecutivas. Oporto por su parte, con costos más bajos, aplica una tarifa de tres euros por persona por noche destinados a la conservación del patrimonio de la ciudad ya mejorar el urbanismo.

En España, destinos como Barcelona o Palma de Mallorca cuentan con las tarifas más elevadas del país, con cuatro euros por día en el caso del archipiélago balear en temporada alta, mientras que en Barcelona estudian aumentarlo, lo que podría permitirles alcanzar hasta los 16,5 euros por noche en hoteles de cinco estrellas. Otros destinos españoles igualmente estudian aplicar esta tasa turística.

También la llegada masiva de cruceros  ha motivado la aplicación de tasas específicas para los turistas que desembarcan con el objetivo de fomentar un turismo más sostenible y generar ingresos adicionales.

Un ejemplo destacado es Grecia, que desde julio aplica un impuesto de turismo sostenible para los pasajeros de cruceros en sus islas, con tarifas que varían según la temporada y el puerto de escala. Mykonos y Santorini aplican una tasa de 20 euros mientras que en otros puertos la tasa es de cinco euros. En temporada baja, del 1 de noviembre al 31 de marzo, las importaciones se reducen a cuatro euros en Mykonos y Santorini y a un euro en otros puertos.

Edimburgo, a partir del 24 de julio de 2026 aplicará la “Edinburgh Transient Visitor Levy “, un impuesto del 5% sobre el costo del alojamiento por noche, válido para todas las categorías de alojamiento,  ya sean hoteles, hostales o alquileres de corto plazo, y limitado a las primeras cinco noches de estancia.

En Reino Unido, Gales también aprobó la implementación de una tasa turística en 2027 que afectará a todos los visitantes.

Fuente: Agenttravel.es