El jefe de Gabinete argentino, Santiago Cafiero, confirmó que el Gobierno del vecino país prevé crear el “dólar turista” consistente en un impuesto a los gastos realizados en el exterior con tarjetas de crédito o débito emitidas por un banco o entidad radicada en Argentina. Con este recargo, Cafiero asegura que se busca reducir la fuga de divisas e incentivar el turismo local y las compras de bienes y servicios de origen argentino, bajo una lógica “solidaria y contributiva”.

Para su puesta en vigencia se prevé la presentación del proyecto en el Congreso para su posterior evaluación y aprobación en las próximas semanas. El anuncio de su futura implementación generó diversas críticas en la industria turística y un notable incremento en las reservas y consultas de pasajeros que buscan anticiparse a un impuesto que afectará directamente a los servicios prestados por empresas turísticas así como a todas las operaciones de compras con tarjetas de crédito y débito, tanto a consumos en el exterior como a pagos que se hagan en el país a plataformas con domicilio fiscal en el extranjero.

“Entendemos la crisis que está atravesando el país pero las agencias de viajes somos parte de la solución, no del problema. Somos el principal canal de comercialización del turismo y un dinamizador fundamental de la economía que brinda trabajo a miles de argentinos. Incluir a los servicios que prestamos las agencias en el impuesto significa, ni más ni menos, que poner en riesgo esas fuentes de trabajo, cerrar el camino a las oportunidades de crecimiento y de generación de divisas genuinas para el país”, asegura parte de un comunicado difundido por la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (FAEVYT).

Durante el segundo mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015) el Gobierno argentino impuso una medida similar a través del recargo del 35% a las compras en el exterior. La misma no fue adoptada por ley, sino por una resolución de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos).