“Cada día que pasa, suma a la agonía de una industria que necesita claridad sobre las fechas de regreso a la operación, para poder activarse comercial y operativamente. No aguantamos más, no hay industria que tenga liquidez para estar cuatro o cinco meses detenida. Reconocemos los esfuerzos que han realizado las autoridades y entendemos lo que están afrontando los países, pero el transporte aéreo es esencial para nuestra región y no puede desaparecer”, expresó Peter Cerdá, Vicepresidente Regional de IATA para las Américas.

De acuerdo a datos de la IATA los gobiernos de América Latina siguen siendo los que menos apoyo financiero han facilitado hasta ahora a la aviación, una industria que antes de la propagación del COVID-19, contribuía con USD 167 mil millones al PBI y sustentaba 7,2 millones de empleos en toda la región, pero que ahora pronostica una caída de unos USD 77 mil millones en su aporte al PIB y más de 3,5 millones de puestos de trabajo en riesgo.

El tráfico de pasajeros en las aerolíneas de América Latina y el Caribe disminuyó en abril un 96%.  Incluso, aunque los mercados de México, Brasil y Chile operaron en abril, aun así, presentaron reducciones superiores al 90% en su tráfico (RPK). Todos estos números reportan una caída histórica en los registros de IATA, que datan de 1990.

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Aunque el reinicio de las operaciones ocurrirá en fechas diferentes para cada país, es fundamental que los principales actores de la industria y los gobiernos trabajen juntos para facilitar el reinicio de las operaciones aéreas de manera segura, eficiente y armonizada.

Peter Cerdá agregó que a medida que los países levanten las restricciones a los viajes, tan pronto como lo permitan las situaciones epidemiológicas, no se apliquen medidas como cuarentenas, que tienen un efecto devastador para el turismo, un sector esencial para la economía. Si se introduce la cuarentena, las economías se mantienen efectivamente bloqueadas para los viajes.

“Hoy enfrentamos el mayor desafío en la historia de industria:  Reiniciar a la aviación de manera segura, protegiendo la salud, asegurando que no sea un vector significativo para la propagación del COVID-19. Nuestro sector lo ha resuelto en el pasado, después del 11 de septiembre y el SARS. Hay que trabajar juntamente con los gobiernos para hacerlo nuevamente y recuperar la confianza pública”, concluyó Cerdá.