En ocasiones, esas pequeñas malas prácticas que puede surgir de manera poco frecuente, son magnificadas por voces críticas interesadas que buscan el perjuicio de este sector económico tan productivo a nivel mundial, y que tantas horas de ocio ofrece a sus usuarios.

En muchas ocasiones, las administraciones públicas de diversas naciones miran con lupa este tipo de actividad, influenciadas por estas voces interesadas, lo que ha hecho que tomen medidas restrictivas o incluso prohibitivas con algunas de las actuaciones que se llevan a cabo en este pasatiempo.

España es uno de los países que destacan por la intención de incorporar una prohibición a la publicidad del juego dentro de sus fronteras. En un primer momento, las intenciones del Gobierno eran mucho mas severas que las que finalmente se propusieron para limitar la publicidad de esta actividad en los medios de comunicación de masas, aun así, este nuevo giro de tuerca hará cambiar las actuaciones de difusiones de la totalidad de los operadores dentro del país de la Península Ibérica.

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Estas actuaciones serían lógicas en lugares donde la adicción al juego es un problema generalizado, de difícil solución si no se toman medidas drásticas. Lo cierto que, en España, está muy lejos de que sea algo normal, ya que un reciente estudió indicó que tan solo el 1% de toda la población española presentan estos problemas de ludopatía, es decir realizan actitudes compulsivas cuando se enfrentan a cualquier apuesta en línea

Una reciente campaña promovida por la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) en contra de esta actividad de apuestas, removió las primeras conciencias entre aquellos que están en contra de manera estricta de esta actividad. Pese a estos impedimentos, los operadores En España no han parado de crecer, y ahora la Administración intenta disminuir la captación de nuevos clientes, como consecuencia de la menor difusión permitida de todos sus servicios.

España no es el único país que ha endurecido su legislación para intentar paliar un problema, que resulta más como consecuencia de buena imagen que la incidencia en la población en sí. Italia, Estados Unidos, Australia, Finlandia o Bélgica son algunos de los otros ejemplos que han tomado cartas en la incidencia de las plataformas de juego y apuestas en su población, endureciendo los requisitos para permitir la publicidad de esta actividad, incluso llegando el punto de prohibirla, pese a los buenos datos económicos que surgían año tras año en su seno.