La pandemia obligó a países en todo el mundo a adoptar diversas y nuevas reglas a quienes ingresan a sus territorios, entre ellas la odiosa y temida cuarentena que tanto daña a la recuperación de la industria aérea y el turismo en general. Hoy día, la prueba COVID-19 es la herramienta más utilizada para permitir la reapertura de los viajes internacionales sin medidas de cuarentena. 

Sin embargo, las normas no son homogéneas a nivel global pues cada nación impone sus propias reglas por lo que IATA recomienda que antes de viajar se verifiquen las reglamentaciones vigentes en cada país mirando la información contenida en su Travel Centre, una herramienta creada para verificar requisitos de pasaportes, visas y salud.

Muchos gobiernos solicitan una prueba COVID-19 que no supere las 72 horas desde el momento de su realización y el momento de viajar. La OACI menciona que esta prueba de detección realizada antes del inicio del viaje podría limitar la transmisión del virus y reducir el riesgo de contagio hasta en un 75% pero señala que la reducción optima de riesgo se da cuando la prueba se realiza dentro de las 48 horas previas al viaje. Para la IATA, las mejores opciones son las de realizar la prueba el día previo al viaje o el mismo día.

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Las variantes en las pruebas COVID son múltiples. En algunos casos la realización de esta prueba es solicitada al momento de ingresar al país e incluso puede no ser necesaria, como en México donde quienes ingresan solo deben respetar las medidas impuestas en aeropuertos y compañías aéreas como el uso obligatorio de tapabocas.

En nuestra opinión, realizar la prueba de detección de COVID-19 al llegar a destino es una mala opción pues el pasajero se encuentra expuesto a una cuarentena obligatoria, en caso de dar positivo en la prueba. En casos más extremos, Islandia, por ejemplo, obliga dos pruebas COVID-19. La primera, al ingresar al país y luego de una cuarentena obligatoria de cinco días, la segunda prueba para reconfirmar los resultados.

Sin embargo, y ateniéndonos a nuestra realidad actual, ningún tipo de pruebas reduce totalmente el riesgo o elimina la posibilidad de contagio por lo que quienes viajan deben cumplir estrictamente las medidas implementadas en cada lugar visitado para proteger su salud