Los protocolos de bioseguridad vigentes, la aplicación de vacunas en prácticamente todo el mundo, las pruebas de detección de la enfermedad, la validación de las pruebas de resultados y el uso de pasaportes de salud son componentes que permitirían abrir las fronteras en forma segura y levantar las restricciones de viajes.

Sin embargo, señalan desde la IATA que la implementación global de estas medidas será una larga y compleja tarea pues “los gobiernos querrán asegurarse de que cualquier reapertura de fronteras no conlleve el riesgo de importar COVID-19”.

La industria aérea mundial ha desarrollado procesos para minimizar el riesgo de contagio durante los viajes aéreos señalan desde IATA. “Hacer que el mundo vuelva a volar es mucho más que interés propio. Y considerando el papel de la aviación en el fomento del comercio y la inversión transfronteriza, no es difícil ver que se necesitará conectividad aérea para dinamizar la recuperación económica global tras el covid-19. La misión de conectar a las personas a nivel mundial es más importante que nunca”, señalan desde la Asociación.

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En el mundo existen 11.3 millones de personas cuyos ingresos dependen directamente de la aviación y otros 76.4 millones de puestos de trabajo que dependen del turismo; todos están en riesgo de perderse a causa de la emergencia sanitaria por COVID-19.