La medida, vigente desde abril del año pasado, será revocada considerando que cerca del 65% de sus pasajeros ya tendrán para esa fecha, al menos una dosis de la vacuna contra COVID-19 y por el hecho de que la ciencia ha demostrado que la cabina de un avión es uno de los lugares más seguros. Delta se mantuvo como la única aerolínea en continuar con el bloqueo de los asientos de en medio por todo un año, para dar confianza a sus clientes.

Un estudio, realizado por investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos y la Universidad Estatal de Kansas, publicado la semana pasada, respalda la decisión de las aerolíneas que limitaron los asientos al comienzo de la pandemia. El riesgo de que los pasajeros estén expuestos al virus COVID-19 de una persona infectada en el avión podría reducirse en 23 % a 57% si los asientos del medio están vacíos, en comparación con un vuelo completo.

Las aerolíneas argumentan que los filtros y los sistemas de flujo de aire en la mayoría de los aviones los hacen seguros cuando los pasajeros usan máscaras faciales, como ahora lo exige la regulación federal. Los datos más recientes de los CDC dicen que las personas vacunadas pueden viajar con bajo riesgo para ellos mismos, aunque la agencia aún recomienda no viajar a menos que sea esencial.

Para leer las principales noticias turísticas de la semana, suscribite a nuestro newsletter de los viernes.

Las aerolíneas estadounidenses se dividieron el año pasado en sus posturas sobre ocupar los asientos intermedios. Mientras que Delta, Southwest, Alaska y JetBlue limitaron los asientos en los aviones, United Airlines nunca lo hizo y American Airlines solo bloqueó los asientos por un corto tiempo. Fue principalmente una cuestión formal, porque relativamente pocos vuelos el año pasado estuvieron completos.

Airlines for America, un grupo comercial de las aerolíneas más grandes de USA dice que las aerolíneas utilizan varios niveles de medidas para prevenir la propagación del virus en los aviones, incluidas máscaras faciales, además de preguntar a los pasajeros sobre su salud y mejorar la limpieza de las cabinas. El grupo citó un informe de la Universidad de Harvard financiado por la industria de las aerolíneas que muestra que el riesgo de transmitir el coronavirus en los aviones es muy bajo.