Desde marzo pasado, cuando las fronteras y el aeropuerto cerraron, el 90% de los hoteles, agencias de viajes, operadores mayoristas, y otras empresas vinculadas a la actividad turística, debieron suspender sus operaciones y cerrar sus puertas. El turismo, en sus distintos segmentos es un gran generador de empleo y en situaciones críticas como la actual, consecuentemente su impacto sobre el sector laboral es mucho mayor que en otras actividades. Solo en el rubro de agencias de viajes y operadoras mayoristas se encuentran registradas ante la Secretaría Nacional de Turismo más de 500 empresas que por lo bajo significan más de 2.000 empleos, en su gran mayoría actualmente con suspensión temporal.

Inmersos en esta situación de crisis, asociaciones de agencias de viajes, de hoteles, aerolíneas y restaurantes solicitaron ayuda al gobierno buscando proteger empleos y poner algún tipo de freno a la crisis económica generada a los sectores más golpeados por la pandemia. Distintas gestiones, ante instituciones como el Ministerio de Hacienda, el Ministerio del Trabajo, el Banco Nacional de Fomento, la Dinac y otros entes públicos fueron apoyadas por la Senatur, pero en líneas generales el Gobierno implementó medidas de apoyo a varios sectores pero los problemas específicos de la industria turística no fueron abordados adecuadamente. El BNF ofreció créditos (no exclusivos para el sector turístico) pero la falta de liquidez de algunas empresas ha convertido la situación en dramática y las quiebras son inminentes.

Ya hemos superado varias etapas de cuarentena y la industria continúa inmersa en un caos de confusión donde todos desean volver a la operación cotidiana pero no existe una señal positiva del Gobierno que indique cuando se podrá ingresar a la “nueva normalidad” o seguir un determinado rumbo. Lo único cierto es que la desigual lucha por sobrevivir continua cada vez con más bajas.

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Aunque los vuelos de repatriación dieron un poco de aire a algunas agencias y operadores y a los hoteles que están inscriptos como Hotel Salud, no son suficientes para generar esperanza y  ánimos de aguante para el sector. La apertura al turismo interno no será suficiente para la gran mayoría de la industria, y mucho menos para las agencias de viajes ya que solo hace circular el dinero. Aun cuando nuestro país cuenta con destinos atractivos, estos históricamente no sustituyen la experiencia de un viaje al exterior. Se debe si impulsar el turismo receptivo como gran generador de divisas para cuando se reanuden los vuelos.

"Hoy la hotelería sigue expectante de pasar a la fase 4, más del 66% de los hoteles siguen cerrados pero esperan poder abrir el próximo 20 de Julio. Sin embargo, debemos comenzar a trabajar desde hoy y prepararnos para la apertura. Tenemos muy en claro que la demanda será nula y que la cantidad de pasajeros será muy por debajo de lo que veníamos recibiendo. Por tanto ya no podemos hablar de incertidumbre, las fronteras seguirán cerradas por lo menos hasta septiembre y hasta fin de año la ocupación hotelera no podrá repuntar.", expresó a nuestro medio Cecilia Cartes, presidente de la Asociación Industrial Hotelera del Paraguay, AIHPY.

Se han elaborado protocolos para el reinicio de operaciones pero no existe en concreto una fecha exacta de apertura de fronteras y mientras otros países ya han empezado a retomar vuelos, el Silvio Pettirossi sigue sin operaciones. “Haciendo un balance de estos cuatro meses, la situación del sector ya es desesperante, la incertidumbre va en aumento al no ver ni una pequeña luz al final del túnel”, expresó  Carlos Cardozo, presidente de Asatur.  

En el presente mes de julio, varias agencias abrieron de vuelta sus puertas con horarios reducidos enfocados en trabajos de reacomodaciones y cancelaciones principalmente, y también con el propósito de ayudar a sus funcionarios. “Estamos trabajando pero con un nivel de ingresos cero, sin ninguna venta”, añadió Eligio Torres, gerente de Almacén de Viajes.

Por su parte la “burbuja turística” que en teoría integrarían Uruguay y Paraguay tampoco avanza a la velocidad que el mercado necesita. Paraguay a pesar de ser uno de los países con más bajos niveles de contagio tampoco se encuentra en la lista de países aceptados por la Unión Europea y a diferencia de países como Perú, Brasil o Argentina, no cuenta con rutas domésticas operativas más allá de la existente entre Asunción y Ciudad del Este.

“Los empleados quedamos a la deriva con la pandemia. Hasta los dueños, con millonarios compromisos no ven acciones ni apoyo de nadie”, expresó un agente de viajes a nuestro medio. Esta misma situación llevó a muchos de ellos a vender otros productos varios intentando sobrevivir a la pandemia. Esto motivó a algunos agentes a realizar una petición de Ley de Emergencia Turística en Paraguay,  similar a la solicitada en Argentina, donde enfatizan que se necesita una la Ley de Emergencia Turística que asegure ayuda a las empresas de manera a  poder cubrir los salarios durante todo el tiempo que dure la emergencia, o como mínimo hasta fin de año.

A pesar de que en el país gran parte  de los rubros económicos están regresando a la "normalidad", el turismo por el cierre de fronteras y la ausencia de vuelos tiene más dificultades para que eso suceda, y  probablemente no será antes de fin de año. “La crisis nos afecta a todos, pequeñas y grandes empresas, debemos mantenernos unidos para pelear por nuestros justos derechos", dijo Cardozo.

¿Y el Silvio Pettirossi como esta?

El principal aeropuerto de nuestro país, ya cuenta con un protocolo actualizado y se encuentra esperando el reinicio de operaciones, todavía sin fechas marcadas.

En el 2019, habían anunciado que si el proyecto de construcción de una nueva pista de aterrizaje era realizado de una manera exitosa en dos años (para el 2021) el Silvio Pettirossi subiría de la categoría uno a la dos. Estos meses, prácticamente sin operaciones aéreas, fueron una excelente oportunidad para realizar estos trabajos, además de modificar las áreas de check-in y ampliarlas.

Con un tráfico internacional inexistente e indefinido por el cierre del aeropuerto y las restricciones de viajes, no existe actualmente una línea a seguir que pueda marcar un lento reinicio de actividades para un sector que se encuentra rezagado en la ansiada cadena de recuperación y evidentemente constituye su último eslabón.